Un reciente estudio del Instituto Scripps de Oceanografía ha revelado que el calentamiento global está influyendo en la rotación de la Tierra, sugiriendo la posibilidad de que, por primera vez, sea necesario implementar un segundo intercalar negativo. Esta medida ajustaría el tiempo medido por relojes atómicos para alinearlo con las variaciones en la rotación terrestre, según un informe publicado en la revista Nature por Duncan Agnew, geofísico de la Universidad de California en San Diego.

Los segundos intercalares son ajustes que se añaden ocasionalmente al Tiempo Universal Coordinado (UTC) para mantenerlo alineado con el tiempo solar, que se basa en la rotación de la Tierra. Estos ajustes aseguran que los sistemas informáticos globales permanezcan sincronizados. La posible introducción de un segundo negativo podría alterar fundamentalmente la forma en que gestionamos el tiempo a nivel global.

Factores climáticos ralentizan la rotación terrestre El estudio atribuye la necesidad de este cambio sin precedentes a las alteraciones en la rotación terrestre causadas por el cambio climático. El aumento de las temperaturas globales y el resultante deshielo polar están desplazando masas hacia el ecuador, lo que, según la física, ralentiza la rotación del planeta. Además, se ha identificado que movimientos en el núcleo líquido de la Tierra también influyen en su velocidad de rotación.

Desde 1972, se ha observado que la rotación de la Tierra ha experimentado cambios notables, incluida una aceleración que ahora podría requerir la introducción de un segundo intercalar negativo hacia 2028 para corregir discrepancias en la medición del tiempo.

Implicaciones de los ajustes de tiempo en sistemas globales Este ajuste potencial no solo es un reto tecnológico significativo para los ingenieros y programadores, sino que también afecta directamente la coordinación de redes y sistemas informáticos cruciales para operaciones como las transacciones financieras y la navegación aérea. La necesidad de un segundo negativo plantea desafíos únicos en la historia de la tecnología moderna y requiere una planificación meticulosa para asegurar la continuidad y precisión en numerosos servicios esenciales a nivel mundial.

El equipo de investigación continúa monitoreando las variaciones en la rotación terrestre y evaluando sus impactos potenciales en nuestro sistema de cronometraje global, lo que demuestra la compleja interconexión entre nuestro clima y la percepción del tiempo en la era digital.