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Crónica Criminal del Pasado: La Tragedia de Santa Teresa
"La multitud comenzó a moverse rápidamente y pronto se desencadenó una estampida. Sin embargo, las pocas puertas abiertas no podían evacuar a la masa de personas aterrorizadas que corrían por sus vidas."
Foto: Cortesía
Era Semana Santa de 1952. Germán Suarez Flamerich presidía la Junta de Gobierno en un país con proscritos partidos políticos como Acción Democrática y Comunista, aunque vivía una época de prosperidad económica. Puerto Ordaz y Ciudad Piar surgían como nuevas urbes, y el hierro se perfilaba como una alternativa a la exportación de petróleo.
A las cinco de la mañana, la basílica de Santa Teresa de Caracas se abarrotaba de fieles para la misa del Miércoles Santo. Ancianos, niños, familias enteras y devotos llenaban el recinto, muchos vestidos de morado como parte de sus promesas al Nazareno. Los buhoneros vendían velas en las puertas del templo.
El padre Hortesio Carrillo oficiaba la misa en un ambiente sofocante y cargado de humo. De repente, un grito de "¡Fuego!" alteró a la multitud, desencadenando una estampida hacia las pocas puertas disponibles para la evacuación.
Desesperados, algunos empujaban a otros, resultando en la tragedia: medio centenar de personas, en su mayoría menores de edad, murieron por asfixia. La policía rompió una puerta dañada para permitir la salida de algunos feligreses y trasladar a los heridos al Puesto de Socorro y al Hospital Vargas.
Las investigaciones, lideradas por la Seguridad Nacional, no pudieron determinar la causa exacta del grito de "Fuego". El padre Carrillo sugirió la posibilidad de un acto terrorista, aunque no se encontraron pruebas que lo respaldaran. Algunos especularon con la posibilidad de que una vela encendida provocara el incidente.
Este trágico suceso recordó a muchos una estampida similar ocurrida exactamente 50 años antes, cuando un grito de "Terremoto" causó pánico entre los feligreses en el mismo templo. Aunque las heridas fueron numerosas, la censura de la dictadura ocultó la verdadera magnitud de la tragedia.
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